El liderazgo de nuestra gastronomía no podía pasar desapercibido en este menú político pluricultural. Los Avengers promovieron entusiastas las entraditas gourmet en la casa sanisidrina de PPK. La bienvenida animaba a escoger los bocadillos rellenos con 5% de aportes al dulce bolo alimenticio, hecho sólo por masticar la coyuntura.  

Mamani sorprendió con sus tutoriales de comida puneña en YouTube, el caldo de cabeza de lento cocinar, buscó que el cerebro del impetuoso carnero a degollar ofrezca también sabor a lorna ante los diversos comensales que contemplaban las transmisiones del reloj digital en la cafería de la Plaza Bolívar.

El políticamente finado presidente PPK estaba convencido que sus nuevos aliados en el sashimi parlamentario, venían efectivamente de Marvel y que nadie podría derrotarlos, estaba convencido de que los millennials de la división parlamentaria harían chicharrón de alpaca (con la otra K) y tendría una estabilidad de la gran flauta.

Tras muchos cambios de menú político, los fiscales intuyen que algunos elegidos saben de carnes magras y sazonadas, también sospechan que Mamani tenga buenos ayudantes de cocina, así que buscan la huella del fósforo que deja el timpo de carachi, pescado levantamuertos, que sólo puede ser hallado en el fondo del lago TitiPPKK (con la licencia de Manco Kapac por el uso reiterado de las letras P y K en clave fonética).

En este tiempo, el nuevo primer ministro César Villanueva se apresta a celebrar con cancacho de Ayaviri. El cordero blanco fue asado con piel, se le maceró con jugo verbal de todos los otorongos, de forma tal que la fuente del nuevo gabinete será presentada con alegría como fruto de la creación colectiva, con diversas dosis de vinagre, ají, ajo, limón y romero.

El aporte es de todos, con la original variante de poner macerados de pisco moqueguano Vizcarra en cada plato, así, el sanchochado político tiene buen sabor internacional, es atractivo al azul bursátil y baja las calorías de la dulce moneda verde, glorificando el poder de los nuevos cocineros provincianos.

La mesa está servida, el cancacho es el plato obligatorio en las fiestas puneñas, el bacalao de los noventa fue superado con holgura, algunos padres de la Patria serán acevichados en favor del desafuero y la mayoría, ayer indigesta y hoy pletórica, se alista a dos manos para un suculento manchapecho. El pueblo deberá reflexionar sobre el nuevo menú político.